Los recursos y servicios para la integración social del daño cerebral
La Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia establece el derecho que tienen las personas en situación de dependencia a:
“…la consecución de una mejor calidad de vida y autonomía personal, en un marco efectivo de igualdad de oportunidades, de acuerdo con los siguientes obetivos:
- Facilitar una existencia autónoma en su medio habitual, todo el tiempo que desee y sea posible.
- Proporcionar un trato digno en todos los ámbitos de su vida personal, familiar y social, facilitando su incorporación activa en la vida de la comunidad.”
- La severidad de la lesión y el tipo de secuelas finales, junto a la situación familiar, determinarán cuál es el itinerario de integración y los recursos y prestaciones más adecuados.
La cartera de servicios del Sistema para la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia hace referencia a:
Empleo y ocupación
Para una persona con daño cerebral grave es difícil la vuelta al puesto de trabajo anterior a la lesión. Como en el caso de otras personas con discapacidad, se trata de garantizar el disfrute de este derecho en base a medidas de fomento de la contratación, iniciativas de empleo con apoyo y a través de alternativas de empleo protegido; como los centros especiales de empleo y centros ocupacionales.
Para que las personas con DCA tengan la oportunidad de acceder y progresar en el mundo del trabajo, es necesario que se reconozca la especificidad del daño cerebral por parte de los políticos, que se ayude a los empresarios a reconocer y entender el DCA y poner en marcha programas de reentrenamiento laboral para las personas que han sufrido una lesión cerebral.
Centros de día
El centro de día presta cuidados orientados a la preservación y mejora continua de la autonomía funcional y social. También incide en la reducción de la carga que el daño cerebral puede suponer para las familias.
El recurso está indicado para personas con Daño Cerebral Adquirido que, una vez acabada la fase de rehabilitación subaguda, presentan problemas de inserción social, familiar o profesional.
Residencias especializadas
Hay personas adultas, menores de 65 años, con elevados niveles de dependencia para las que se plantea su lugar de residencia y los cuidados que han de recibir. Cuando la familia no está disponible, se utilizan residencias de tercera edad o unidades de larga estancia de hospitales psiquiátricos.
Esta no es la atención adecuada; es necesario promover alternativas residenciales específicas para adultos con discapacidad severa: espacios no masificados que recuerden al hogar, en los que se atiendan las dificultades de cada persona en función de unos objetivos de las áreas de autonomía personal, relaciones sociales, ocupación y ocio. Y todo esto con profesionales que conozcan en profundidad el daño cerebral.
Pisos tutelados
Las personas con DCA jóvenes y concierto grado de autonomía en las actividades básicas de la vida diaria, pueden llevar una vida independiente con niveles bajos de supervisión. Son personas que se manejan con soltura en la comunidad, sus déficits físicos no son muy limitantes y casi siempre, presentan algún déficit cognitivo que les impide el acceso a un mundo laboral competitivo.
Sufren grados variables de rechazo social con lo que la interacción social y el ocio son dos necesidades que se plantean con claridad en este colectivo.
Este artículo está extraído de la publicación “Daño Cerebral Adquirido: orientación para familiares, amigos y cuidadores” editada por FEDACE.
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