¿En qué puede cambiar mi familiar?

Las consecuencias de un daño cerebral son tan variadas como las capacidades de nuestro cerebro. Se pueden producir alteraciones físicas, de la comunicación, cognitivas, emocionales y conductuales; pero no todas van a estar presentes al mismo tiempo ni con el mismo grado de severidad.

 

Cambios de tipo físico y sensorial

Afectan a la movilidad, la actividad y a la propia seguridad (desplazamientos, visión, audición, tacto, etc.) Deben compensarse con adaptaciones específicas de la vivienda y del entorno; y con ayudas técnicas adecuadas.

La fatiga: Realizar tareas sencillas tras un DCA requiere un gran esfuerzo: nos fatigamos más y ello repercute de forma directa en la realización de cualquier acción, haciendo más difíciles la actividad física, la concentración, la memoria y la comunicación.

Recomendaciones

Preparar un programa gradual de tareas, de forma que se reduzca la fatiga y permita que la persona coja confianza en si misma y en el éxito de su actividad.

 

Cambios de tipo cognitivo

Hay muchos ejemplos de cambios de tipo cognitivo, como la falta de conciencia del daño cerebral, la dificultad para entender o expresarse o el comportamiento social inadecuado. Vamos a intentar explicarlos de forma general:

 

Memoria: Es frecuente la dificultad para recordar tareas de un día para otro y para asimilar información reciente.

Recomendaciones

  •  Establecer, de mutuo acuerdo, un esquema rutinario que incluya la descripción precisa de las tareas diarias.
  •  Facilitar el uso de ayudas técnicas para la memoria que permitan planificar, registrar, marcar y borrar las tareas terminadas (pizarras, cuadernos, PDA, tablets…)
  •  Fomentar la repetición de las tareas recién aprendidas.

 

Atención: Estos problemas son habituales, y se manifiestan como distracciones o poca capacidad para mantener la atención.

Recomendaciones

  •  Evitar tareas simultáneas: proponerlas de una en una.
  •  Cuando se proponga una tarea, asegurarse de que está en disposición de atender evitando los elementos de distracción.
  •  No introducir cambios repentinos de actividad.
  •  Manifestar claramente el reconocimiento a los progresos que se aprecien, por pequeños que puedan parecer.

 

Toma de decisiones: Se manifiestan como la dificultad para iniciar cualquier tarea, dudas, decisiones poco adecuadas y respuestas ineficaces ante determinadas situaciones.

Recomendaciones

  •  Establecer, de mutuo acuerdo, un esquema rutinario con descripción precisa de las tareas diarias.
  •  Ante cualquier situación de duda, recordar algún código preestablecido que invite a pararse y a pensar.
  •  Proponer la búsqueda de alternativas para solucionar un problema.
  •  Dialogar sobre las ventajas e inconvenientes de cada alternativa.

 

Comunicación: Puede verse afectada la forma de comunicación de la persona y la capacidad de entender y expresarse a través del lenguaje.

Recomendaciones

  •  Animarle a participar en la conversación (¿…qué opinas?, ¿qué te parece…?)
  •  Prestarle toda la atención y darle tiempo a que responda.
  •  Captar su atención antes de hablar.
  •  Ser claro y conciso. Resaltar la información importante.
  •  Interrumpirle con respeto cuando habla sin parar o hay que hacer alguna aclaración.

 

Alteraciones emocionales y conductuales: son las referidas a los cambios de conducta, personalidad y a las alteraciones emocionales.

Recomendaciones

Estas manifestaciones no dependen de la voluntad de la persona con daño cerebral y es útil tener en cuenta algunos trucos que nos ayuden a controlarlas. Las estrategias más utilizadas son:

  •  No prestar atención a la conducta.
  •  Realizar modificaciones en el ambiente para que no aparezca la conducta.
  •  Premiar la conducta adecuada para que se repita.
  •  Desviar su atención hacia cosas que le puedan interesar.

 

 

 

Este artículo está extraído de la publicación “Daño Cerebral Adquirido: orientación para familiares, amigos y cuidadores” editada por FEDACE.